Otto Weininger (1880-1903) fue un filósofo austriaco cuya vida y obra condensan la intensidad y las contradicciones de la Viena intelectual de principios del siglo XX. Nacido en Viena en el seno de una familia judía, Weininger destacó desde joven por su brillantez académica, pero también por su carácter introspectivo y obsesivo. Su obra más conocida,
Sexo y carácter (
Geschlecht und Charakter, 1903), escrita antes de cumplir 23 años, lo convirtió en una figura polémica: en ella combinaba filosofía, psicología y biología para reflexionar sobre el sexo, la moral y la personalidad, pero sus conclusiones resultaron extremadamente controvertidas. En esa obra, Weininger plantea que los principios masculinos y femeninos no son meramente biológicos, sino representaciones profundas del carácter y la ética. Según él, lo masculino encarna la racionalidad, la creatividad y la actividad espiritual, mientras que lo femenino se asocia con la pasividad, lo irracional y lo material. Estas generalizaciones han sido ampliamente criticadas por su esencialismo y sexismo, pero en su tiempo buscaban explicar la dinámica de la creatividad, la moral y la inteligencia humana desde un marco filosófico que mezclaba ciencia y cultura. Weininger también reflexiona sobre la genialidad y la mediocridad, proponiendo que la capacidad de trascender los instintos y crear ética y arte depende de un predominio de lo “masculino” en la personalidad.
Otro aspecto polémico de Weininger es su relación con su propia herencia judía. A pesar de ser judío, criticó duramente lo que él percibía como características culturales del judaísmo y abrazó ideas de superioridad espiritual vinculadas a corrientes nacionalistas europeas. Esta contradicción, unida a su autoexigencia intelectual y moral, contribuyó a la fama de su figura como un “genio trágico”. Su muerte prematura por suicidio, apenas unas semanas después de publicar su obra, consolidó su leyenda de talento brillante y atormentado.
El legado de Weininger es complejo. Por un lado, su pensamiento influyó en ciertos filósofos y escritores de la Viena de entreguerras y en la reflexión sobre género y carácter en el pensamiento europeo. Por otro, sus ideas han sido reevaluadas críticamente por su sexismo y antisemitismo, situándolo más como un fenómeno histórico y cultural que como un referente filosófico serio para la actualidad. Lo que permanece fascinante es su capacidad de síntesis y la intensidad con la que abordó la ética, la identidad y la psicología humana en tan pocos años de vida. Otto Weininger sigue siendo, así, un ejemplo extremo de genialidad precoz mezclada con contradicciones personales y culturales, un símbolo de la tensión entre talento y tormento que caracterizó a muchos intelectuales de su época.