El Proyecto Islero: cuando España casi consigue la bomba atómica

Países bastante pequeños e insignificantes, como Bélgica, poseen armas nucleares en su territorio. En cambio, España, un país más grande y poblado, no. Aquí intentaré explicar la causa de esta diferencia. Veamos.

Contexto histórico: España y la Guerra Fría

En la segunda mitad del siglo XX, España vivió una etapa marcada por el régimen autoritario de Francisco Franco y una delicada posición geopolítica en plena Guerra Fría. Tras la Segunda Guerra Mundial, el aislamiento internacional del franquismo fue intenso debido a su apoyo al Eje en la IIGM, pero la dinámica de confrontación bipolar entre Estados Unidos y la Unión Soviética impulsó cambios en la estrategia internacional respecto a España, y en el año 1951 se terminó el aislamiento internacional de España que tantas muertes causó por hambre. La Guerra Fría convirtió a la Península Ibérica en un punto estratégico clave para la defensa occidental, dada su proximidad a África, y al control del acceso al Mediterráneo. Esto llevó a un acercamiento gradual entre España y Estados Unidos, materializado en acuerdos militares y estratégicos, especialmente desde la década de los años 50. En este clima de tensión global y rivalidad nuclear, la posesión de armas atómicas no solo representaba una herramienta de disuasión sino también un símbolo de poder y modernidad tecnológica para cualquier nación que aspirase a ser relevante en el concierto internacional. Para España, marginada por décadas y buscando proyectar autonomía y prestigio, la idea de contar con una capacidad nuclear propia empezó a cobrar fuerza durante los años 60, en un contexto donde varios países emergentes también mostraban interés en dotarse de armas nucleares para asegurar su independencia estratégica. Además, España era la quinta reserva de uranio del mundo. Todo apuntaba a un éxito en la defensa y mejora del posicionamiento español en el contexto internacional. En 1953 otro cambio importante se produjo entre España y USA, estos últimos utilizaron el territorio español como una prolongación de su nación, situando bases militares y sobrevolando aviones con sus armas nucleares por las cabezas de los españoles de aquella época. A cambio, los useños nos permiten explotar su tecnología nuclear para producir electricidad, el programa "Átomos por la paz" estaba en marcha a nivel mundial y España sería de los países pioneros en desarrollar una central nuclear con la tecnología useña.


Los orígenes y desarrollo del Proyecto Islero

El Proyecto Islero surge en este marco como el intento oficial del régimen franquista de desarrollar armas nucleares propias para consolidar una defensa autónoma y fortalecer su posición frente a posibles amenazas. El nombre "Islero", alusivo al toro que mató al famoso torero Manolete, simbolizaba la fuerza y determinación españolas. Durante los años 60, España puso en marcha una serie de iniciativas científicas y militares para adquirir el conocimiento y la tecnología necesarios. Una pieza clave fue la colaboración con Estados Unidos, que, a pesar de las restricciones y el control internacional sobre la proliferación nuclear, facilitó a ciertos militares e ingenieros españoles la formación en tecnologías nucleares. De hecho, algunos oficiales y expertos españoles fueron enviados a laboratorios y bases estadounidenses para capacitarse en ingeniería nuclear, física atómica y manejo de materiales sensibles. Entre ellos, el comandante Guillermo Velarde. El objetivo era formar un núcleo profesional capaz de liderar el diseño y construcción de un arma nuclear, desde la obtención del uranio enriquecido hasta la fabricación del dispositivo explosivo. Sin embargo, el proyecto Islero fue eminentemente militar y secreto, apoyado por figuras destacadas del ejército franquista, que veían en la bomba atómica un medio para garantizar la soberanía nacional y consolidar la posición de España como una potencia emergente en el bloque occidental. USA y Francia estaban al tanto y vigilantes de lo que hacia España.

Guillermo Velarde, el tercero por la izquierda

El declive y final del Proyecto Islero: causas y consecuencias

A pesar del entusiasmo inicial y los avances técnicos logrados, el Proyecto Islero enfrentó múltiples obstáculos que llevaron a su eventual paralización y abandono. En primer lugar, la presión internacional contra la proliferación nuclear, especialmente tras la firma del primer Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en 1968, limitó severamente la posibilidad de que España adquiriera materiales y tecnologías clave sin despertar suspicacias. Aunque España no firmó el tratado hasta la transición democrática, la comunidad internacional, en particular Estados Unidos y la Unión Soviética, vigilaban de cerca cualquier intento de expansión nuclear fuera de los grandes poderes reconocidos. Además, la dependencia tecnológica y económica de España con respecto a Occidente dificultaba la autonomía real para desarrollar armas nucleares sin contar con apoyo o tolerancia de potencias como EE.UU. En segundo lugar, el cambio político interno con la muerte de Franco en 1975 y la transición democrática introdujo nuevas prioridades para el país, orientadas hacia la integración europea y la estabilidad política, más que hacia proyectos militares polémicos. El rechazo social y político a la carrera armamentística nuclear también fue un factor determinante en la desactivación del programa. Finalmente, las dificultades técnicas inherentes a la construcción de un arma nuclear, los costos astronómicos y la complejidad del proyecto hicieron que las fuerzas militares y científicas españolas reconsideraran la viabilidad y el coste-beneficio del programa Islero. En definitiva, el proyecto fue abandonado oficialmente en la década de los 80, cuando España ya se había convertido en un miembro de la Comunidad Europea y de la OTAN, apostando por una política de defensa basada en alianzas internacionales y no en la posesión de armas nucleares propias. El legado del Proyecto Islero permanece como un testimonio de la ambición española en la Guerra Fría, así como de las limitaciones impuestas por el sistema internacional y las transformaciones internas del país.

Visita oficial de Eisenhower a España en 1959